En Panza Talks, Marcos Álvarez habló sobre su transición de baterista a cantante. Contó cómo tuvo que entrenarse vocalmente, aprender a dosificar su voz y enfrentar el reto de liderar un show completo. También reveló anécdotas de sus primeros conciertos y cómo fue adaptarse a un nuevo rol.
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Para Marcos Álvarez, la batería fue su primer amor musical. Desde niño, se entrenó en el instrumento y se convirtió en el baterista de Puerto Seguro. Sin embargo, su carrera dio un giro en 2004, cuando la banda pasó por cambios y él asumió el desafío de ser el cantante principal.
“Una cosa es cantar un tema en la iglesia y otra es hacer un show de 20 canciones, viernes, sábado y domingo”, comentó en la entrevista. Al principio, la exigencia vocal lo superaba. Llegaba a la mitad del concierto sin voz y terminaba afónico. Fue entonces cuando decidió tomar clases de canto y aprender técnicas para dosificar su energía.
Con el tiempo, logró dominar el escenario y encontrar su identidad como vocalista. A pesar de los desafíos, nunca dejó de esforzarse. Hoy, sigue combinando su pasión por la música con un mensaje claro: la perseverancia es clave para cualquier transformación.
